Si pasaste por mi vida escúchame, tengo algo que decirte:
Gracias por lo que aprendí contigo. Y perdón por no dejarte ver todo mi ser, yo tampoco lo veía.
Reí, lloré, bailé, me enfadé, te abracé, te critiqué, me entristecí e incluso sentí que todo fue una farsa.
Puede que por un tiempo fuéramos inseparables y de un día para otro ni habláramos. Y seguro que tú conmigo sentiste alguna vez algo parecido.
Puede que tanto tú como yo no entendiéramos ese distanciamiento. Puede que nuestra cabeza encontrara razones de peso en el mundo de la crítica y la culpa. En ocasiones, pensar mal del otro nos genera la falsa sensación de pensar bien de uno mismo. Yo he tomado ese camino cienes de veces. Pero tratar de buscar culpables solo me alejaba de la persona que realmente era y seguir participando del teatro de la vida, donde todos huyen de sí mismo para no hacer frente a su mayor abismo, sentirse libre.
No sé qué buscaba en ti ni tú en mí pero la vida nos juntó por alguna razón. Razón que me mantiene optimista sabiendo que algún día comprenderé con el corazón aquello que hoy no supe entender con la cabeza.
Cada aprendizaje me inmunizaba frente a la nostalgia y me preparaba para la incómoda libertad de elegir lo que realmente sentía.
Ahora con perspectiva me doy cuenta de muchas cosas.
No fuiste tú ni yo, simplemente fue así para que tú y yo eligiéramos nuestros caminos.
Senderos que igual nos separaron, pero nos instaban a dejar nuestra huella. Amor, dolor, tristeza, alegría, justicia o lo que cada uno elija para su vida. Ya no juzgo, cada persona tiene su tiempo, su ritmo y su historia personal y por tanto su manera de andar.
Yo elegí la mía, la que los pies de mi alma pedían recorrer. La que me sacó de la dulce mentira y me acercó a la incómoda verdad.
También me alejó de personas que antes parecían indispensables, será porque lo verdadero se volvió inevitable.
Así que compañero/a que pasaste por mí:
Gracias por hacer que mi camino sea más sincero, gracias por cambiar mi mirada juiciosa por la curiosa, gracias por empujarme contra mi vulnerabilidad y poder apreciarla, gracias porque pude cambiar la culpabilidad por la responsabilidad, gracias por ayudar a elegirme, porque ahora confío en mí y en mis pasos, y eso no evita que a veces naufrague en mi mar de dudas e incoherencias pero sé que estoy en cada momento en donde tengo que estar y con quien debo estar para aprender a vivir con más amor.
Espero que tú hayas podido seguir tu camino y si nos encontramos decirte que lo que verás seguirá siendo imperfecto pero más auténtico.