Cuando eres padre tu vida se abre en canal, las piezas del puzle que te habías montado se descolocan y colocarlas ya no depende solo de ti, porque a tu lado está tu pareja con otro rompecabezas que armar.
Al principio cada uno se empeña en rehacerlo a su manera. Ahí es donde salen esas sombras inconscientes de cada uno, esas ideas a las que te habias aferrado toda tu vida pero no lo sabías.
Es ahora cuando entran en juego las piezas de la familia de tu pareja más la de tu familia. Se amplía el puzle. Sí señores, en las crisis de parejas entran en juego muchas más personas, dos clanes se enfrentan, los capuletos y los montescos y cada uno quiere ganar. Entonces empiezas a desdibujarte y a ver borroso. Ya nada es como era y aceptar esa idea tan sencilla cuesta.
Romper patrones, decir adiós a esa parte de ti que no encaja con la nueva realidad y asumir que tus tiempos no serán los mismos que los de tu pareja es el reto.
Aunque el verdadero aprendizaje está en apreciar cada día más a la persona que tienes al lado por saber que está al igual que tú lidiando con sus dragones.
Porque fácil no es, las discusiones a ese nivel solo buscan alejar al otro. El inconsciente familiar trabaja para que vuelvas a ser el de antes.
Los reproches y los golpes bajos se repetirán. A la mierda todo lo que has aprendido de Inteligencia emocional y Mindfulness. Pero hay que saber que eso es una fase para entender que tus miserias y las del otro están ahí para enseñarte algo vital, hacer que lo que no te gusta del otro te encante, esa es la pieza clave del puzle. Puede que el que escriba lo pinte complejo, pero no te preocupes hay opciones diferentes, ni mejores ni peores, las que cada pareja elija serán las adecuadas. Ese es otra lección de las crisis, dejas de juzgar las decisiones del resto. Cada cual tiene su particular historia y aprendizaje. Enfrentarse a ser padres medianamente espabilados o conscientes es saber que, para darle lo mejor a tu hijo no basta con Montessori o Waldorf ni con darle todo el tiempo del mundo, tienes que liberarte de las cadenas del clan para poder crear tu propia familia, con nuevos códigos, errores y aciertos, siendo amable con los pasos que vas dando, encontrando día a día, decisión a decisión nuevas piezas que hagan de la vida un puzzle con infinitas posibilidades.
Ya nada es como era, ahora es diferente, hemos matado dragones, tenemos más cicatrices, hemos cambiado y lo mejor es que seguimos mirando hacia la misma dirección pero más juntos que nunca.
Gracias a mi hija, a mi mujer, a su familia y a mi familia porque de la decisión de cada uno hoy estoy escribiendo esto y buscando la manera más amable que tengo de relacionarme con mi entorno.