Llega un momento en que nos damos cuenta que nuestros sueños van justo después de los problemas no resueltos de nuestros ancestros. No podemos ser quienes queremos ser si no liberamos esas memorias que nos van atrapando como una mosca en una telaraña.
Así que la lucha no consiste en intentar demostrar y buscar reconocimiento sino en buscar esas sombras familiares y sacarlas a la luz para entender quienes somos.
Si queremos tener la tienda de nuestros sueños habrá que entrar en la trastienda de los sueños no cumplidos de la familia
Para que un árbol crezca fuerte y resistente a las inclemencias del tiempo es fundamental que genere unas buenas raíces. Y eso, lleva su tiempo. Cuidar y sanar las sombras de nuestro árbol familiar es lo que nos llevará a ser personas fuertes e íntegras capaces de hacer frente a cualquier temporal.
Así que habrá que cavar en nuestro terreno familiar y pasear por su oscuridad. Escuchar sus silencios, entender sus miedos, sus sueños rotos, sus motivaciones. Aceptar que lo hicieron lo mejor que pudieron y abrazar ese sufrimiento escondido para transformarlo en amor.
La familia puede ser un pozo hacia el vacío o un puente hacia una conciencia superior. Dependerá de nuestra capacidad de comprender, de soltar lo que no nos corresponde, de dejar de luchar, rendirnos y pedir PERDÓN. Porque nadie tiene la culpa, sin embargo, todos tenemos la responsabilidad de cambiar nuestras historias para recuperar nuestros sueños.